El cuico
agrónomo no es necesariamente de profesión agrónomo, es el cuico de campo, el
cuico patrón de fundo. El cuico que está en el imaginario popular, tipo Carlos
Larraín o el Señor de la Querencia.
El cuico
agrónomo, en el caso de los hombres, por alguna razón que no he logrado
descubrir, tiende a ser relativamente bajo, relativamente compacto. Usa
bluejeanes y camisa metida adentro del pantalón, normalmente cuadrillé, y
zapatos café o máximo zapatillas tipo “hiking”, pero que obviamente no usa para
eso. En general es bien “perno” para vestirse. El cuico agrónomo no es dado a
usar polera, y si la usa, tiene que ser con cuello sí o sí. Algunos más
puristas no se sacan el sombrero de huaso ni para manejar y usan un cinturón blanco
de cuero de chancho (sólo porque son cuicos agrónomos se les permiten ese tipo
de aberraciones fashionistas).
El cuico
agrónomo siempre anda en camioneta. En camioneta de verdad, no en “camioneta”
como le dicen muchos cuicos a los jeep. Una camioneta con pick up, típicamente
con una calcomanía (o sticker, como se dice ahora) de Pioneer, John Deere o
cualquiera de esas marcas agrónomas que nadie más que los cuicos agrónomos
saben de qué son, pero todo el cuiquerío logra identificar como un sello de un
cuico agrónomo.
Al cuico
agrónomo no le gusta mucho estudiar, probablemente porque no le gusta estar
mucho rato sentado, en lugares cerrados. Al cuico agrónomo le gusta “aprender
haciendo”, le gusta usar su instinto a la hora de trabajar, su intuición
campesina es la que manda en el cuico agrónomo.
Los cuicos agrónomos
se hacen amigos de los hijos de los inquilinos, a una edad en la que no pueden
distinguir “clases”. Pero eventualmente los papás (la mamá generalmente) los
llama al “orden”, explicándoles que pueden ser amigos, pero tienen que mostrar
una cierta “deferencia” con ellos, porque no son iguales y nunca lo van a ser.
Y el cuico agrónomo se resigna, y con el tiempo también entiende que su mamá
tenía razón, y replica lo mismo a sus hijos.
El cuico
agrónomo conoce a los otros cuicos agrónomos, de campos vecinos, o incluso no
tan vecinos. Como siempre, los cuicos agrónomos se reconocen entre ellos, logran
ubicarse incluso sin ser de Santiago. Ellos saben que alguien de Curicó que
estuvo en la Alianza Francesa o en el Orchard no es lo mismo que uno de los
Maristas (salvo que tenga más de 50 años). En cambio en San Fernando los
Maristas sí son el colegio adecuado, (aunque desde hace un tiempo existe el "Arrayanes") . Un cuico agrónomo de Rancagua TIENE que
ser del Instituto Inglés (las nuevas generaciones pueden estar en el La Cruz,
de los Legionarios, pero casi nada más). En Talca, el “Inglés de Talca”. Y
sería. Hay algunos casos extremos en que cuicos agrónomos tuvieron que ir en
sus primeros años a una escuelita rural, dada la lejanía del campo donde vivían
con algún colegio más “decente”. Pero en un cuico agrónomo eso es súper
respetable. No es lo mismo un pariente pobre que haya ido a un liceo, que un
cuico agrónomo que haya estado en la escuela municipal de Pichidegua.
El cuico
agrónomo es machista (mujeres y hombres). Las mujeres de esta categoría
normalmente no trabajan o si lo hacen, normalmente son profesoras o parvularias
u otra profesión que no les quite mucho tiempo para dedicarse a los niños (y no
lo digo en tono despectivo). Al cuico agrónomo hombre le gustan las mujeres “de
bien”, “a la antigua”. Nada de mujeres empoderadas y trabajólicas. No. El cuico
agrónomo tiene muy claro la diferencia entre una mujer “para pasar el rato” y
una “para casarse”. El cuico agrónomo “chinea” (se mete con “chinas”, o sea
mujeres “rascas” del campo), va a la “Tía Ruth”, pero a la hora de los quiubos,
se queda con la niña bien, obvio (aunque algunos sigan teniendo sus “sucursales”,
incluso algún guachito por ahí al que le dicen “el rucio” o tiene “ojitos de
color”).
Al cuico agrónomo le importan mucho los
apellidos, mucho más que al resto de los cuicos, por lo que jamás podría
pasársele por la cabeza transar en este punto. Es por eso que el cuico agrónomo
generalmente tiene los apellidos más cuicos, porque son los que menos se
mezclan con no cuicos, incluso no les alcanza ni para mezclarse con cuicos no
tradicionales (por ejemplo un cuico “de colonia” es muy poco probable que se
junte con algún cuico agrónomo). Como es más tradicional, a los hijos les pone nombres tradicionales, a veces compuestos, y otras veces en honor a antepasados (o porque no se puede romper la tradición familiar y todos los "primeros hombres de la familia se llaman Alfonso"). María Francisca, Magdalena, Teresita, Juan Eduardo, José Ignacio, son nombres comunes entre cuicos agrónomos y de hijos de ídem.
Cuico agrónomo
es cuico parrillero. Sería una ofensa al resto del cuiquerío agrónomo que alguno
de los suyos no supiera preparar un buen asado y por supuesto tomarse hasta el
agua de los floreros. Porque el cuico agrónomo es buenazo pa’l trago. En eso no
se diferencia al resto del mundo “rural” de Chile. El alcohol es un desde en el
mundo agrónomo.
Al cuico
agrónomo no le gusta mucho el fútbol, probablemente no es ni bueno “para la
pelota” (como diría un cuico agrónomo con su herencia de lenguaje inquilino).
Pero sí que son buenos para “correr la vaca” (conocido en el mundo no agrónomo
como “Rodeo”) o al menos ir a ver ese “deporte”, con todo lo que implica
(chineo, borracheras, asados, etc.). El Champion de Rancagua es el Lollapalooza de los cuicos agrónomos.
El cuico agrónomo no viaja mucho, no por falta de recursos, sino que es muy arraigado a su tierra, le cuesta salir de su rutina. En el verano normalmente es cuando más trabajo tiene (época de cosecha), por lo tanto no sale de vacaciones en esa época. Si llega a ir a algún lado, es probable que vaya a alguna de las playas de la zona (Pichilemu, Llico, Constitución, etc.), pero no por mucho tiempo tampoco.
El cuico
agrónomo puede usar palabras “no cuicas”, heredadas de su amistad con los
inquilinos. De hecho el cuico agrónomo puede incluso hablar “cantadito”, como
la gente de campo. Pero es imposible confundir a un cuico agrónomo de una
persona de campo “común”. El cuico agrónomo se distingue a leguas de distancia,
así diga “con la fresca”(refiriéndose a cuando baja la temperatura en las
tarde) o tenga afición por un buen plato de porotos o cazuela.
El cuico
agrónomo, a diferencia del resto de los cuicos, es más dado a “rotear”, habla
de “la empleada” (la nana), es mucho más apatronado que los otros cuicos y
puede tratar peor a sus “subalternos” (ya sea en una oficina o en el campo),
porque el cuico agrónomo no se ha dado cuenta todavía que las cosas han
cambiado y que ya no se usa ser tan obviamente cuico. No tiene idea de marchas
ni causas, odia a los gays (los llama “maricones”), sobre todo los cuicos
agrónomos de más edad y mucho menos piensa en reciclaje ni cosas de ese tipo.
El cuico
agrónomo es un incomprendido en la sociedad de hoy, especialmente entre los progre
(no necesariamente cuicos) y en la clase media (inexistente en la mentalidad de
un cuico agrónomo), pero sigue siendo admirado y respetado (y temido) en las
clases más populares, sobre todo las de “provincia”. Porque aunque sea un “tal
por cual” con su gente, igual les da casa, les da comida, les da todo lo que la
gente “pobre” necesita para ser feliz. Y ellos se lo agradecen, y les obedecen
y los quieren.

