Cuicoterapia

Cuicoterapia

jueves, 31 de julio de 2014

De La Parva a Matanzas: la evolución del deporte cuico


Casi no existe cuico que se precie de tal que no sepa esquiar (en la nieve, aunque bueno, muchos también en agua). La experiencia cuica en la nieve tiene también sus propios códigos, obviamente. Hace años atrás, el cuiquerío completo “subía” a La Parva. Se usaban trajes enteros (tipo mameluco), idealmente mandados a hacer en Caramelo (una tienda en Vespucio con Kennedy), que tenían algún dibujo en la espalda elegido por su dueño/a. Nada más top que ir un martes a la nieve (en día de colegio) y volver al día siguiente quemada y con los anteojos marcados. Obvio. Uno paraba en el 3100 (restorán), pero con suerte se comía unas papas fritas compartidas entre 4, porque era demasiado caro. Lo importante era parar para ver y ser visto (y tal vez ir al baño, reconozcamos). Obvio. Ideal salir en la Cosas (yo salí una vez, aunque tuvimos que rogarle al fotógrafo que nos sacara la foto al trío de adolescentes). Para el fin de semana largo del 15 de agosto, que generalmente estaba despejado y ya hacía calor, lo más cool y top era bajarse la parte de arriba del “enterito” y amarrársela a la cintura, y esquiar con polera, nada más taquilla, especialmente los hombres. En las tardes, era un must tener unas “botas de refugio” para estar en la casa o salir a caminar o juntarse con amistades.

Pero las cosas han cambiado. Ahora es impensable (y mal visto) esquiar sin casco (adultos y niños). Nada de andarse quemando, que rasquería. Mucho factor, y la cara bien tapada, con cuellos o “máscaras” de polar, o pañuelos térmicos y colorinches. Nada de anteojos, antiparras para todos. Nada de esquís, todos con snowboard, hasta las viejas cuicas con snowboard. Nada de traje completo, pantalón de un color, discreto, y encima algún polar o parka Spider o tal vez North Face o Marmot o Patagonia. Siempre va a haber algún innovador con alguna marca nueva que todos quieren copiar. Ideal que la marca sea “eco-medio-ambiental-friendly” y obviamente con un cuanto-hay de materiales tipo “algodón orgánico de las altas sierras bolivianas” o  “soportador-de-calor-frío-humedad-transpiración-cambia-de-color-según-la-temperatura”. Mientras más atributos, mejor.

Ahora claro, hay cosas que son permanentes en el tiempo. La Marmita de Pericles, para mi sorpresa, todavía existe, con Ian Pichaida todavía apareciendo en las sociales. Hay también otros restoranes para encontrarse “los de siempre”, nada de aparecidos ni gente rara.

Porque ese es el problema. Con los años, y como en todo en el mundo de los cuicos, empieza a aparecer “otro” tipo de gente. Y como dice el Coco Legrand, “arrancan los weones”. Como la nieve siempre ha sido sinónimo de status y real alcurnia (pensemos en esos refugios en Farellones donde están los “cuicos supremos de la nieve”), obviamente hay unos wannabe que entienden que ir a la nieve (porque ellos van a la nieve, no “suben” como los cuicos) es algo muy deseable. Pero como en todo también, hay códigos cuicos que no entienden, y los cuicos los reconocen y ya les empieza a dar un poco de lata esto de que esté tan “chacreado” lo de esquiar – además de lo carísimo que es dedicarse a ese deporte, y al cuico (ya sabemos) no le gusta andar ostentando tanto lujo.

Entonces el cuiquerío, liderado por el cuiquerío progre y sub-25, está encontrando una nueva actividad a la que dedicarse, incluso en el invierno: el surf. Recordemos que a los progre les encanta Matanzas y Puertecillo y tal vez hasta Pichilemu (aunque está un peliiiito muy masivo). Y además les encanta buscar los “artilugios” por internet. Y como sabemos que es muy dado en el cuiquerío viajar, siempre hay algún amigo que puede traerles las cosas. Entonces fácilmente (y “botado de barato”) pueden conseguir trajes de agua híper impermeables, híper anti frío, tablas especialmente hechas paras las olas del Pacífico sur, “wax” y toda una serie de nuevos accesorios. Y sobre todo ropa surfer para “después de surfear” (Roxy por ejemplo). Por supuesto ya existe LA tienda para comprar todas las cosas de surf, Los Morros (en alusión a Los Morros de Pichilemu que quedan en Punta Lobos, también conocido como Las Tetas). Las mujeres con sus pelos largos rubios (que naturalmente tienen) con “beach waves” style. Nada más surfer. 

Y la postal es perfecta. Del snowboard al surf. Una tabla, implementos, la moda llevada al deporte. Contacto con la naturaleza, poca gente, sólo conocidos. Total en la nieve uno igual se caga de frío, asique entre cagarse de frío en la nieve o en el mar, la misma cosa no más, pero más barato y más estiloso. Hasta hay curvas peligrosas para llegar a Puertecillo, asique la similitud es máxima. Y mejor todavía, porque ni siquiera hay que andarse tapando entera la cara o vestirse con ropa tan poco sentadora como esos pantalones o parkas gruesas. Aquí un traje de agua que marca la facha, el pelo con reflejos naturales, un quemado natural (con factor igual, claro), y después en la noche se disfruta la chimenea con su traguito. Tal como en los viejos tiempos. Sin aparecidos ni tanto ruido. Como Farellones a principios del siglo XX.

P.D.: Me perdonan los neo-farelloneros al haber dado a conocer su nuevo refugio, pero no creo que se les llene tan luego, mantengan malo los accesos y listo.  

P.D.2: El cuico surfer es una categoría completa (muy interesante) que describiré aparte (y muy luego, ya tengo el material). El post de hoy sólo pretende demostrar de alguna manera el origen del cuico surfer y la (pronta) decadencia del esquí como el deporte ícono del cuiquerío.

jueves, 24 de julio de 2014

POST EXTRA: Conózcanme, trolls



Para todos los que especulan y consideran que la forma que me veo hace alguna diferencia en lo que escribo: soy alta, bien alta. De esas altas que quedan siempre 5 cm más altas que el 99% de los hombres chilenos. Estoy con sobrepeso, bastante sobrepeso. Claro que ahora ya estoy bajando (espero!), pero igual soy regordeta. Mi cara es un óvalo. Un gran y perfecto óvalo. Mis ojos son café. Café claro, pero café al fin. Chicos y caídos, o sea tengo cara de pena aunque esté muerta de la risa, por más que me encrespe las pestañas, me delinee los ojos, me eche rimmel o lo que sea. Cara de pena y ojos chinos. No me salen ojeras. Me salen bolsas. Mega bolsas debajo de los ojos y en los párpados cuando tengo sueño. O sea, siempre. Sufrí durante toda mi adolescencia de acné severa. No había Roacnetán en esa época, asique por más dermatólogos que fui, siempre estaban mis pimpollos asomados. Tengo 36 y todavía tengo espinillas esporádicas. Tengo piernas largas, bien largas, es casi lo único bueno que me va quedando. Un mega poto. MEGA poto. Es como tener una persona adicional que camina a mis espaldas. Mi guata es enorme. Enorme en serio. Del tipo de-cuántos-meses-de-embarazo-estás enorme. Mi pelo es de un constante frizz-casi-ondulado-casi-liso que no hay forma que se vea ordenado. 

Mi voz es gorda. GORDA. Es una voz de gorda. Como gangosa, como inflada, como que tuviera grasa en la garganta. Voz gorda. Un día que me escuchen entenderán lo que es una voz gorda. Hablo muy rápido. Muy, muy rápido. Sobre todo cuando estoy acelerada. Y vivo acelerada. 

Soy desordenada e inconstante. No logro hacer un menú semanal en mi casa más de 3 semanas seguidas. Se me olvida y me da lata. Mi cartera siempre tiene mil millones de boletas y papeles arrugados. Mi auto tiene botellas vacías y otras tantas boletas, junto con restos de galletas que dejan los niños, y quizás alguna zapatilla perdida. 

Tengo buenas amigas, de todo tipo. Amigas seduc, amigas progre (no tantas de esas, soy demasiado perna), amigas consolidadas, besis, empoderadas, clueless y algunas híbridas y otras caco. También algunas supremas que me dan datos valiosísimos. Tengo muy buena memoria y capacidad de asociación, asique "ubico" a mucha gente, que no tiene idea que yo existo. También observo y analizo mucho. 

Me río harto, me encanta reírme. Creo que mi risa no es tan macabra. Creo, no lo he comprobado científicamente porque no resisto escucharme o verme en grabaciones/videos (caseros, obvio). Y como me río harto, de quién más me río es de mi misma. De mis defectos, de mi torpeza (no hay día que no me pegue en la cabeza o bote algo o rompa algo), de mi cara de óvalo o falta de pera. De mi “cuadradez” o de mi excesivo “pudor” para escuchar/ver cosas de sexo. De lo perna que soy. Antes sufría. A veces sufro un poco todavía. Pero más que todo me río. Y postear esto es la mejor forma de reírme de mí. Y también de ustedes. Sí. Todos ustedes que se amargan y se enojan y me insultan y se ofenden. Yo no ofendo a nadie. Me río, me burlo, de todos y de nadie. De mí y de mis hermanos y de mis hijos y de mi marido y de mis papás y de mis amigos. 

Puedo tener muchas pifias, muchos defectos y muchas cosas malas. Soy exagerada también (seguramente mi cara no es un perfecto óvalo. Puede tener algún lado asimétrico). Pero amargada sí que no soy. Resentida tampoco. A veces me da envidia le gente flaca, lo confieso, pero no por eso las voy a atacar ni insultar (aunque piense que es una maldita yegua por ser tan regia ja ja ja). 

No soy cuica suprema ni mucho menos, tengo cosas de cuica y tal vez otras no tanto. No sé si eso me hace más o menos digna de escribir el blog. Pero como dije desde un principio, este blog es MI punto de vista, si a alguien no le gusta, vaya y haga su propio blog. Yo me río y lo paso bien escribiéndolo. Ese es mi objetivo. Y por último, si hay tantos ofendidos, creo que le di en el clavo ¿¿o no??

lunes, 21 de julio de 2014

El cuico sub-25


Los cuicos sub-25 no son necesariamente menores de 25, pero en algún punto hay que hacer el corte. Son los “pendejos cuicos”, esos que todavía están en la universidad, o recién trabajando. Esos que no se han casado, que carretean y que son la envidia de todos los que tenemos 10 (o más) años que ellos.

Obviamente en el cuiquerío sub-25 hay subtipos y estilos de los cuales escasamente tengo noción, pero sí he observado comportamientos y conductas que me llaman la atención a nivel general, sin entrar en detalles de las “tribus” que pueden convivir en ese submundo de pendex.

El cuiquerío sub-25, ya sabemos, es infinitamente más poderoso (en términos económicos) que el cuiquerío sub-25 de los años 90 (para qué decir de los anteriores). Si en los 90 los pendejos cuicos tenían con cueva un Corsa o algún auto viejo compartido entre hermanos, ahora mínimo tienen un Mazda 3 o un Gran Vitara, incluso un Volvo C30, que les regalan nuevo, obvio, y que probablemente cambien al menos una vez en su periodo universitario. Por supuesto con aire acondicionado, frenos ABS, cierre centralizado, alzavidrios eléctrico, y todo tipo de artilugios que un cuico sub-25 de los 90 ni siquiera podía soñar (ok, hablo a título personal).

El cuico sub-25 recibe mesada, sí. Pero mucho cuico sub-25 dispone también de la tarjeta de crédito de su papá, para “emergencias”. Emergencias que pueden ir desde “un chaleco demasiado bonito que tenía que comprarme” hasta “remedios”, hasta copete. Por lo tanto el cuico sub-25 no anda comprando esas promos de pisco Capel y Coca-Cola, que horror. Obvio que toman piscola. Pero con pisco Mistral de 40°, mínimo. Nada de andar haciendo asados de vidrio ni un “pre” (carrete antes del carrete) con poca cosa. Obvio que tiene que haber buenos tragos, rica comida, por ejemplo sushi, por ejemplo un rico aperitivo con provoleta, nada de pizza por favor!!. El cuico sub-25 no sabe de pellejerías (el cuico sub-25 de los 90 tampoco, pero convengamos que los asados eran con abastero, y no lomo vetado como ahora).

Al cuico sub-25 le gusta comprar por Internet. Ropa (en el caso de las mujeres), implementos deportivos o musicales o lo que sea “que es mucho más barato en EEUU, se lo mandai a cualquier persona que vaya y te lo trae” (porque para ellos es muy normal que la gente vaya a EEUU). De hecho le encanta invertir en implementos: bicicletas top, snowboard o wakeboard increíbles, la GoPro que descubrieron hace como 3 años, lo que sea que es obviamente mucho más barato en EEUU (en vez de 1000 dólares vale sólo 600, una ganga!).

En los 90, el cuico sub-25 iba de vacaciones al sur o al norte, a “mochilear”. Podía ser incluso que se le acabara la plata y tuviera que llamar al papá (vía teléfono público) para que le mandara más vía Chileexpress (si igual era cuico, no es que tuviera que ratonear tampoco). El gran viaje del cuico sub-25 en esa época era a Macchu Picchu en vacaciones de invierno o verano. Con el tiempo se puso de moda ir a Brasil, y sería. Saliendo de la universidad, sí se daban el lujo de ir un par de meses a recorrer Europa, algo así como “el último viaje” antes de ponerse a trabajar. En cambio ahora, el cuico sub-25 no concibe sus vacaciones sin viajar (y por vacaciones incluyo las de verano Y de invierno, no son excluyentes). En grupos grandes, recorren distintos lugares de Sudamérica o Centroamérica según lo que esté de moda ese verano. Un año es Ecuador y sus playas, otro año Colombia, otro año Perú, después vuelta a Ecuador y así. Y allá se encuentran con otros grupos de cuicos sub-25, y así se genera un gran carrete cuico en la mitad de la selva o tal vez en alguna playa ecuatoriana. No satisfechos con esos lugares, pueden también decidir ir al Sudeste Asiático, algo relajado, “cerquita”, total “es súper barato allá”. Y allá se encuentran también grupetes de cuicos sub-25. Europa ya es casi demasiado básico para ellos, algo así como un destino “base” para desde ahí partir a otros destinos más exóticos como el ya mencionado sudeste asiático, o ta vez el Medio Oriente, Sudáfrica o quién sabe dónde. El cielo es el límite (casi literal).

Obviamente ahora el cuico sub-25 es híper conectado (bueno, todos los somos) y probablemente gracias a eso saben dónde partir cada vez. Pero igual se me hace sumamente llamativa esa “mano invisible” del cuiquerío sub-25 que determina los lugares de moda para ir de viaje, o para carretear el 18. No puedo entender cómo todo el cuiquerío sub-25 sabe que un año las “fondas” van a estar en Curanipe, al otro en Pichidangui, al otro en Pichilemu, al otro en Maitencillo. Cómo lo hacen, es un misterio para mí. Antes el cuiquerío iba siempre a las fondas de Concon o a las de Santa Cruz. Año tras año. Pero ahora no. Cada año un nuevo destino. Pobre del perdido que parta al mismo lugar del año anterior. Cagó. Seguro no se encuentra con ningún otro cuico. Es lo mismo de los viajes del verano. Por qué un año van todos a Ecuador, y al año siguiente todos a Colombia. De alguna manera, y como en todo el cuiquerío, el cuico sub-25 se mueve en masa. Las cosas se ponen de moda y allá parte todo el cuiquerío sub-25. Porque muy siglo XXI, muy liberales, muy inclusivos estarán, pero al final igual siguen buscándose y siguiendo los códigos tácitos del resto del cuiquerío sub-25.
Claro que el cuico sub-25 tiene matices, modernidades respecto a las generaciones anteriores. Por ejemplo, el cuico sub-25 es mucho más abierto para hablar de las cosas. No tiene ningún problema en contar que se fuma sus cañitos, o que se metió (metió = acostó = tiró, alguno de esos sinónimos) con tal o cual persona, tienen mucho menos temas tabúes que hace unos años. Probablemente hacen lo mismo que sus antecesores, sólo que lo cuentan más. Son menos discriminadores también ("algo" menos, seamos realistas). Se cuida mucho más que las generaciones anteriores, porque sabe que es muy mal visto parecer tan cuico y tan conservador. Es posible que tenga amigos no (tan) cuicos. Es posible. Pero igual se siguen reconociendo entre ellos, eso es innegable. Tal vez no les importe tanto como antes, tal vez tengan menos “reglas” que los cuicos anteriores, pero igual saben perfectamente si alguien es cuico, un poco cuico, no tan cuico, un poco flaite o francamente flaite. Aunque lo reconozcan sólo con unos pocos (o no tan pocos) copetes en el cuerpo.

El cuico sub-25 es carretero, muy carretero. Bueno, todos lo hemos sido. Pero este cuico sub-25 es buenazo para tener accidentes. En auto, en mochas, en lo que sea. Siempre hay uno o más de un cuico (hombre o mujer) en la UTI de la Clínica Alemana o Las Condes, porque chocó, porque le “sacaron la cresta”, porque nadie sabe bien lo que le pasó, pero está todo fracturado. Y a todas horas se pueden ver hordas de cuicos sub-25 en la sala de espera visitando al accidentado. Tal vez antes era igual, pero tengo la sensación que ahora hay más, probablemente porque más tienen autos, porque tienen más plata disponible, quien sabe por qué.  


En general el cuico sub-25 tiene pocos límites. Sale cuando quiere (los martes es un día muy habitual de salida por ejemplo), viaja donde quiere, compra lo que quiere, estudia cuando quiere. Parecieran ser unos pelmazos, y algunos efectivamente lo son. Pero es el mundo que les tocó conocer, y después pasa el tiempo, se casan, tienen hijos, y ven que ya no son tan libres. Y logran madurar. La mayoría de las veces. Y otros pocos se convierten en pelmazos consolidados (ja ja). 

P.D.: OK. Me van a llegar bombardeos de comentarios de cuicos sub-25 tildándome de amargada, vieja, y un cuanto hay de insultos. Ríanse de sí mismos no más, no es para amargarse!! No quiero ofender a nadie ok????

jueves, 10 de julio de 2014

El pariente pobre


La mayoría de los cuicos (salvo el cuico supremo) tienen algún “pariente pobre”. La mayoría de las veces son literalmente más pobres, pero también hay casos que algún antepasado “desubicado” tuvo la mala idea de “casarse mal”, lo que los hace un poco “mezclados”.

Al cuico le da un poco de vergüenza tener estos parientes pobres. No tanto por los parientes pobres en sí mismos, sino porque le da terror que otros cuicos se den cuenta que no toda su familia es cuica, y eso pueda poner en duda la pureza de su cuiquez. Entonces el cuico con pariente pobre se deshace en explicaciones para justificar la existencia de estos parientes pobres. “Es que la pobre se casó mal, mi papá le dijo una y otra vez que no se casara y ahí está la pobre”. “Es que siempre fue bien especial él, mis papás sufrían con él, sabían que no iba a terminar bien”. “Es que se quedó viuda la pobre y siempre ha estado al tres y al cuatro”. “Es que la señora es una chusca que lo maleó”. Y así, son infinitas las explicaciones. Y el cuico que lo escucha (que probablemente también tiene un pariente pobre), se alivia de no ser el único, y le dice “bueno, a todos nos pasa lo mismo”. Pero siempre para el cuico es una espinita tener ese pariente pobre, sobre todo si el pariente pobre es un poco “excéntrico”, se viste mal, o habla “no cuico”.

El pariente pobre, como es cuico de alma, aunque esté en la ruina, va a tratar de seguir viviendo en comunas “cuicas”: Providencia, Las Condes, y como mucho Ñuñoa, aunque tengan que vivir en un departamento de 2 x 2 mts que se cae a pedazos. Aunque tenga muebles bien a mal traer (heredados de sus parientes cuicos). Aunque haya siempre desorden porque no pueden tener nana (o máximo una que va una vez a la semana y a la que normalmente le pagan atrasado). Aunque tengan que endeudarse para pagar los gastos comunes. Cualquier cosa con tal de no ir a parar a “comunas rascas”.

De alguna manera también, logran encontrar colegios para parientes pobres, como el IPE (Instituto Presidente Errázuriz, convenientemente ubicado al frente del Verbo y Villa María) o el Inmaculada Concepción (en Vitacura), y más moderno, el San Francisco del Alba (en Las Condes). Si la situación económica es aún más extrema, se ven obligados a ir a colegios públicos, obviamente a los emblemáticos, nada de liceo de barrio.

El problema de los parientes pobres es que conviven mucho más de cerca de los no cuicos, y los hijos se empiezan a juntar con no cuicos, y (¡horror!) empiezan a adoptar actitudes francamente no cuicas que se tratan de corregir incansablemente. Así es como el pariente pobre “hijo” empieza a tener problemas de identidad: no entiende por qué no puede decir “lorea”, si todos sus amigos del barrio dicen así, o porqué lo corrigen cuando dice “”el” Claudio”.
A medida que va creciendo, el pariente pobre “hijo”, entiende que no es de aquí ni de allá: es demasiado pobre para ser cuico, y por eso sus primos (y los amigos de sus primos) y tíos lo miran en menos y se compadecen de él, pero es demasiado cuico para pasar piola entre sus compañeros de colegio o de barrio. Típicamente es más alto, o más “clarito”. Típicamente también es mucho más culto que sus pares, y normalmente es el primero del curso, porque tiene un “background” cuico que le enseña el gusto por la lectura, que le enseña las capitales o la historia del mundo. Además, como el pariente cuico se preocupa de “cuidar” a su pariente pobre, le “hereda” kilos y kilos de ropa de marca, en excelente estado, asique el pariente pobre siempre está bien vestido. Le hace buenos regalos para los cumpleaños y Navidades (diría Pascua, pero parece que ya no se usa), porque “los pobres no tienen nada, hay que ayudarlos”. Los invita a veranear, ya sea con ellos o les presta la casa cuando ellos no van. Así, el pariente pobre veranea en Zapallar, en Santo Domingo, en Ranco, en los lugares más top. Entonces el pariente pobre debe pasar su vida alternando entre 2 mundos: el mundo “pobre” (que nunca es tan pobre tampoco) y el mundo “cuico”.

Cuando entra a la universidad (con beca o ayuda de algún pariente cuico), es probable que se haga amigo de cuicos, y seguramente va a ser de los que siempre anda bolseando cigarros, o al que lo llevan de vuelta. Es de alguna manera el subsidiado de los amigos. Algunos parientes pobres más “traumados”, deciden estudiar una carrera que les reporte “muchas lucas”, asique no es raro encontrar parientes pobres estudiando Comercial (en universidades privadas muchas veces, porque no les dio el puntaje para las tradicionales), para después transformarse en un “cuico consolidado” (de los más buenos para hablar de “lucas” y “forrarse”).


Cuando se casa, el pariente pobre generalmente se termina casando con alguien cuico. Es como que le “tira la sangre”. El problema es que el pariente pobre tiene que justificar durante mucho tiempo su periodo de pariente pobre (sumado al hecho que es muy probable que alguien de su familia de origen siga siendo pariente pobre o peor, haya salido definitivamente del mundo cuico). Su cuica familia política también tiene que deshacerse en explicaciones para justificar la presencia de personas de “dudosa procedencia” en el matrimonio entre un/a cuica y un/a pariente pobre. Es muy complicado para un pariente pobre entrar de vuelta en el mundo cuico, porque siempre lo miran un poco raro. Siempre. Haga lo que haga. No lo miran tan raro como un no cuico. O tal vez sí. Y el pariente pobre siempre sufre. Siempre. Y nunca logra hallarse del todo. Y piensa si no habría sido mejor quedarse en su mundo de pariente pobre. Y un día decide juntarse con sus amigos de su colegio de pariente pobre. Y se da cuenta que no tiene nada que ver con ellos tampoco. Y ahí queda. Para siempre en el limbo. O hasta que encuentre otros parientes-pobres-casados-con-cuicos-y-vueltos-al-mundo-cuico y ahí se da cuenta que no está solo en el mundo. Y al fin se relaja. Y decide ser como es no más. Y reírse de su pasado de pobre. Y reírse de las caras de estupor del resto de los cuicos cuando dice “cuando yo estaba en el liceo tenía una amiga Nayadeth”. Y se da cuenta que no es tan malo haber sido pariente pobre, porque él sí tiene calle. Sí conoce los 2 mundos. Y sí puede reírse de todos y de todo. No como el resto. Y por primera vez en su vida, se siente superior.